jueves, 5 de diciembre de 2013

El libro de la crueldad, de Layla Martínez



Layla Martínez
El libro de la crueldad
La Vida Rima, 2012

Por Sara R. Gallardo




Edipo Rey se arrancó los ojos con sus propias manos. Edipo Rey se folló a su madre. A los personajes que recorren El libro de la crueldad (LVR, 2012) de Layla Martínez les pasa un poco como al Edipo de Sófocles. Son héroes: víctimas y verdugos que aceptan su destino.



La poesía con la que se presenta Layla Martínez en su primera publicación es una poesía humana y animal desde el propio título: libro, como sinónimo de racionalidad; y crueldad, como sinónimo de “animalidad”, de instinto y de impulso. También al revés: ese juego de libro como impulso y de crueldad como racionalidad. Esa es la pregunta estética que recorre sus poemas: ¿es la crueldad un instinto animal que albergamos desde los inicios de la humanidad o por el contrario es la sublimación de nuestra racionalidad?



Crueldad como amor y amor como extremo cruel de la vida. Las imágenes que usa Layla Martínez bien podrían recorrer, no solo este, sino muchos otros grandes libros: relación madre-hijo, señor-esclavo, deformidad, soledad, crimen, destino, entierro.



Layla Martínez nos dice muchas cosas en este libro, su primer libro, nos dice que puede, nos dice que es capaz de encontrar una voz. Su voz está traspasada por la hostilidad y el amor, por la ternura del incesto, su voz suave y fuerte sale de una garganta húmeda llena de grumos que contiene palabras que vienen gestándose desde hace muchos siglos. Debemos escucharla con atención, a pesar de haber hilvanado un libro incómodo, duro, necesario. Partir de nosotros. Hacernos preguntas. Preguntar “cómo es posible”. Cómo soportar saber que nacimos de la crueldad. Cómo soportarlo y no escribir.