lunes, 3 de junio de 2013

"El sueño de Visnu", de David Meza




David Meza
El sueño de Visnu
El Gaviero Ediciones




Hay poetas que son capaces de describir el delirio. De enjuagarse los ojos con el polen blanco de la locura y traducir en palabras lo que ven. De transcribir los alaridos de los locos o de los bebedores de láudano o de los ángeles de alas transparentes como las polillas. David Meza es uno de esos poetas. De los que escriben empujados por la fiebre, sin contar sílabas, ni versos, ni figuras literarias. De los que conocen el lenguaje de los místicos y la ubicación exacta de sus estigmas. De los que deambulan por las calles esperando que llegue la noche en que van a celebrarse todos los bailes y encenderse todas las hogueras. 

Creo que Meza ha escrito este libro en estado de trance. Seguramente ni siquiera sea un libro, sino un alarido. Creo que se ha arrodillado frente a los altares de los santos salvajes[1] y estos le han hablado y él ha transcrito sus palabras. De hecho, el libro es tan bueno, que existe la posibilidad de que no lo haya escrito Meza. De que solo lo haya escrito la mano de Meza, pero no él. Es decir, existe la posibilidad de que entre las 17.47 y las 18.52 de distintos días de 2011 Meza fuese poseído por el espíritu de Vicente Huidobro, como demuestra el hecho de que Altazor y El sueño de Visnu comiencen con la misma frase, aunque luego se bifurquen en caminos distintos. También existe la posibilidad de que Meza fuese poseído por Juan Carlos Mestre, que actualmente no está muerto pero pudo estarlo entre las 17.47 y las 18.52 de distintos días de 2011. Otra posibilidad es que Huidobro estuviese escribiendo Altazor en el mismo momento que Meza El sueño de Visnu y hubiese algún tipo de transferencia entre ambos. La física sabe que el tiempo no es lineal, que el pasado y el presente no son más que ilusiones de la mente, porque en realidad todos los momentos están sucediendo ahora mismo. Incluso los que nunca han sucedido ni sucederán, también están sucediendo ahora mismo en un plano de realidad distinto[2]. En este sentido, también es posible que Meza sea el que haya influido a Huidobro. Nunca lo sabremos.

Vórtices temporales aparte[3], Meza tiene una de esas voces poéticas que hipnotizan. De las que son tan difíciles de encontrar que, cuando damos con una, nos obsesiona y nos fascina a partes iguales. El sueño de Visnu es un libro inmenso, uno de esos poemarios que hacen que la poesía se mi género preferido porque ninguno es tan libre ni tan salvaje. Podría poner muchos ejemplos de versos que justifican por si mismos el poemario entero. Podría decir “Mi familia quedó atrapada en un libro de botánica durante la guerra de los Ángeles”. O “Lloré todos los días y todas las noches y todas las casas de los decapitados”. O “Morí a los 25 años con 3 balas azules floreciendo en mis entrañas”. Pero no lo haré, porque entonces tendría que seguir escribiendo hasta transcribir el libro entero. Y es mejor que lo descubráis por vosotros mismos.


[1] Como Santa Gema, que tuvo estigmas tres días a la semana durante tres años http://es.wikipedia.org/wiki/Gema_Galgani, o Santa Rita, que escupía abejas blancas por la boca http://es.wikipedia.org/wiki/Rita_de_Casia. “Que las abejas llevan a Dios dentro del pecho”, dice Meza.

[2] “En nuestro desenvolvimiento diario dividimos el tiempo en tres partes: pasado, presente y futuro. […] Por evidente que parezca esta exposición de sentido común, se opone, de plano, a los pronunciamientos de la física. Los físicos prefieren asumir que el tiempo está desplegado ya en su completitud –una suerte de paisaje temporal, análogo al espacial- con los sucesos del pasado y del futuro colocados allí todos juntos. Concepto que se suele denominar entramado del tiempo”. La flecha del tiempo, Paul Davies, 2002.  (texto encontrado en La insólita reunión de los nueve Ricardo Zacarías, de Colectivo Juan de Madre).

[3] Teoría confirmada por Jorge Díaz Martínez http://www.culturamas.es/blog/2013/01/26/el-sueno-de-visnu/




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